sábado, 21 de mayo de 2011

Sin título.

“Me levanté hasta los huevos de vivir”
Amor castúo, Extremoduro

Me llamó a las 11:11. Me sorprendió la cantidad de unos que aparecieron en el reloj despertador digital del velador mientras clamaba y vibraba el celular. Mi mujer dormida gruñó un par de frases ininteligibles que me hicieron reaccionar y contesté el molesto aparato que no dejaba de llamar la atención. “¿Cómo está mi compadre? Véngase al tiro pa’ mi casa, le tengo una sorpresa…”
No fue tan convincente ni menos una invitación muy tentadora pero extrañamente patee las sabanas que me cubrían y caminé a paso lento hacia el baño para completar el rito de despertarse. Me duché, afeité y vestí mientras mi esposa giraba entre las sabanas con la camisa de dormir blanca de seda que le regalé hace algunos años para nuestro aniversario. “¿A dónde vai?” Preguntó con los ojos a medio abrir justo cuando yo me ponía el abrigo y guardaba los cigarros, billetera, llaves y todo ese atado de elementos imprescindibles que los hombres debemos guardar en los bolsillos. Me le acerqué, la bese en la mejilla con fuerza y le dije al oído “Voy a almorzar con el Damián”, luego la arropé con las sabanas. Fui a la cocina, me preparé un café con leche y dos tostadas con mantequilla y salí del departamento cerrando la puerta despacio para no despertar ni a mi mujer ni a mis dos hijas que, al parecer, también dormían plácidamente aquella fría mañana de otoño.

lunes, 16 de mayo de 2011

Dos cortos y solos poemas

SOLO

Más solo que una lágrima
en el párpado
de un muerto.

Rafael Rubio en Luz Rabiosa

Solamente

Como el perro japonés
que en un tejado
lloraba al mar
lágrimas de dueños

VER POR FAVOR



coco, 2011