Para el que probó el vicio más popular del mundo
Te perdiste ese almuerzo con la familia de ella, la fiesta del primo y cuanto cumpleaños te invitaron.
Exprimiste hasta ese último pedazo de carne que te ofrecían los dedos.
Puteaste a todas las madres del árbol genealógico, hasta la más vieja raíz, del ladrón y sus dos banderilleros.
Vomitaste laringe, esófago y pulmón alentando a los tuyos.
Sí, ibas corriendo al lado del volante para sacar el centro, barriste desde atrás con el central y chuteaste abrazado al delantero.
Pero mascaste un empate al último minuto, te tragaste un gol anulado y te vacunaron cuando la gloria estaba tan cerca.
Nos vemos el próximo domingo.
Coco, 2012