lunes, 17 de noviembre de 2008

La salida


Por: Alvaro Valenzuela


Jugamos de local. Los papeles se acumulan en el aire, las cintas vuelan lejos hacia la reja. El humo azul y blanco invade el panorama e impregna el olfato. Surgen los destellos chispeantes que enrojecen a mi gente. El griterío es inmenso, resuena en mis oídos y bailan los pies al son del carnaval. Aparecen los once, saludan, miro hacia el cielo, luego a la cancha y aplaudo; como los miles de dedos, palmas y brazos que me acompañan. Se acomodan todos en sus lugares, el arquero hace un gesto de aprobación, el borracho colgado de la reja, la bandera ondeando, al bombo le late el corazón y el platillo le acompaña por lo bajo, el de negro se alista, mira de lado a lado... me paso la lengua por mis dientes pegajosos y mis labios de madera. Escupo un merengue que termina adornando el empapelado suelo de piedra gris. Saco un cigarrito y lo enciendo…humo, argolla, humo, ¡Partió!

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