miércoles, 19 de mayo de 2010

Lamentaciones de un Dios en un papel

He creado un mundo ficcional en un papel y me convenzo de que fue un error. Cree imágenes, descripciones. Espacios habitados por pelos, narices, ojos, orejas, lenguas, manos, piernas, sexos… Cree luz y oscuridad. Les di a esos cuerpos alimentos. A los espectros les di expresiones. Les di lenguaje a sus mentes para poder expresarse. Les hice mentir amar reír llorar matar… ar er ir.
Error fue crearlos porque ahora me es imposible destruirlos. Los amo porque los cree como mis hijos pero los odio porque no dejo de pensar que no era necesaria su existencia. Tantos mundos fueron creados anteriormente que superan al mío. Lo hacen ver miserable, triste, vago… innecesario. Mi mundo es un pariente lejano, pobre de aquellos mundos ricos, geniales, queridos. El mío se desmorona como un castillo de arena con las pequeñas olas de mar en la orilla de una playa. Se deshace como la hoja seca que cae en otoño. Se pierde como la moneda inservible en el fondo del bolsillo de una chaqueta.
Soy su Dios imperfecto, penoso, un Dios arrepentido. Que encuentra la paz creando mundos imperfectos destrozados en papeles. Un Dios sentido, que crea… que crea remolinos de contradicciones.

Un Dios lamentándose de escribir, escribiendo escritos

Coco, 2010

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