domingo, 26 de octubre de 2008

Personaje

Por: Álvaro Valenzuela

-¿Aló?
-¿Hablo con el señor K…?
- Con el mismo… ¿Quién es?
-Soy Eustaquio Flores de la Editorial Editoriales ¿Me recuerda?
-Claro, como me voy a olvidar… ¡Desgraciado! Ya se burló de mi trabajo y me echó a patadas de su oficina… ¡Qué mierda quiere ahora!
- Bueno, mm… lo llamo por lo siguiente, necesito su ayuda. Me quieren matar.
- ¡Y por que chucha me llama a mí! ¡Por qué no llama a los pacos!
- Es que…su personaje señor…está afuera, lo estoy viendo en este instante por la ventana de mi pieza…está armado y en estos momentos golpea la puerta de mi casa… ¿No escucha?
- ¿Me está hueviando señor Flores? ¡Quién mierda cree que soy! ¿Cree que soy tonto? ¿Eso cree? Ya caí en sus bromas una vez, no lo haré de nuevo. Usted es un conchasumadre con todas sus letras… ¡Adiós!
Sonó el teléfono y contestó enseguida malhumorado.
-¿Aló?
- Yo de nuevo…
- Me parece que no le quedó claro…
- ¡No por favor! Escúcheme…Ya entró a mi casa y está afuera de mi pieza ¡Por favor haga algo! Es el personaje de su novela, ¡HAGA ALGO!
- Por qué insiste en molestarme Flores, ¿no tuvo suficiente el otro día?... Ya le dije, ¡NO ME SIGA MOLESTANDO!
-Pero créame, por favor… ¡Es en serio! ¡Dígale algo! ¡Ya está rompiendo la puerta! ¡Va a entrar! ¡Dígale algo quiere! ¡Por favor, por favor, haga algo!
- Es un sinvergüenza Flores… voy a demandarlo si me sigue llamando… ¡Adiós!
Nuevamente sonó el teléfono y esta vez demoró en contestar.
- ¡Por favor señor Flores! ¡Hasta cuando me va a molestar!
- ¿Aló?, si… eh no…el señor Flores ya no está, ya hice lo que me mandó.
- ¿Quién es?
- Soy yo…
- ¡Que hiciste! ¡Criminal! No permitiré que hagas un desastre... te voy borrar y detendré esta locura.
- Lo dudo señor K…, no tiene el valor para hacerlo.
- Lo haré
- No lo hará
- ¡No puedes detenerme! Yo te creé y yo te puedo destruir.
- No, porque me necesita… Yo hago lo que usted no es capaz de hacer… ¡Cobarde!
- ¿De que hablas? ¡Déjame tranquilo! ¡Monstruo! ¡Te voy a destruir! ¡Adiós!
Colgó el teléfono y corrió a su escritorio. Entre los cuadernos desordenados, sacó un montón de papeles amarillos y pausadamente fue leyéndolos. El teléfono volvió a sonar, pero no contestó. Del bolsillo sacó una caja de fósforos, y así, uno por uno, fue quemando los ciento treinta y dos papeles amarillos que componían su novela. El teléfono no volvió a sonar ese día.

La señora Flores, al volver del supermercado, encontró a su marido de boca en la cama junto al teléfono que estaba en el velador, tenía una gran abertura en el cráneo, que era por donde emanaba la sangre que ya había manchado casi toda la habitación. En el ensangrentado piso alfombrado, a un metro de la cama, había un martillo. A unas dos cuadras de la casa de los Flores, encontraron a un sujeto completamente carbonizado, tirado en la vereda. Las huellas digitales del calcinado cadáver coincidían con las que se encontraron en el martillo, dijo un policía a la prensa tiempo después. Nadie pudo explicar como se quemó aquel asesino, pero se determinó que fue un suicidio.

¿Y el señor K…? Me llamó el otro día suplicándome que le diera una vida más animada, que ya no le gustaba escribir, que se le había rebelado un personaje y no sé que… Le dije que yo ya no escribía sobre escritores, que me aburría. Creo que lo tomó como un insulto, no ha vuelto a llamar.

1 comentario:

Muriel dijo...

:O encontre cucharaditas de Cortazar con una taza de Mary S. en su mas grande moderno Prometeo